Otra anécdota de Tokyo
La anécdota del primer día fue con el idioma. Obviamente es muy diferente al nuestro aunque la pronunciación es muy limpia y los sonidos se parecen a los nuestros. Sólo logré aprender 3 frases: Hola, Adiós y Gracias que son por este orden: “koni chi wa”, “sayonara” y “arigato”. Después de haberme perdido intentando llegar a la Tokyo Tower (esa que es parecida a la torre Eiffel pero con los colores de la bandera nipona: roja y blanca), encontré algo que me maravilló. En el mapa las distancias parecen mucho más cortas así que me bajé en una estación de metro que no parecía muy lejana y pensé que la torre se vería desde cualquier sitio y sería fácil orientarse. Pues no. Me equivocaba. Estaba como a unos 20 minutos caminando y no se veía. Menos mal que un joven que hablaba inglés muy gentilmente me indicó por dónde ir y me acompañó hasta una calle desde la que se veía. Así ya fue más fácil. Entonces me dirigí hacia allí y empecé a callejear cuando de repente vi unas escaleras desde las que