Otra anécdota de Tokyo
La anécdota del primer día fue con el idioma.
Obviamente es muy diferente al nuestro aunque la pronunciación es muy limpia y los sonidos se parecen a los nuestros.
Sólo logré aprender 3 frases: Hola, Adiós y Gracias que son por este orden: “koni chi wa”, “sayonara” y “arigato”.
Después de haberme perdido intentando llegar a la Tokyo Tower (esa que es parecida a la torre Eiffel pero con los colores de la bandera nipona: roja y blanca), encontré algo que me maravilló.
En el mapa las distancias parecen mucho más cortas así que me bajé en una estación de metro que no parecía muy lejana y pensé que la torre se vería desde cualquier sitio y sería fácil orientarse.
Obviamente es muy diferente al nuestro aunque la pronunciación es muy limpia y los sonidos se parecen a los nuestros.
Sólo logré aprender 3 frases: Hola, Adiós y Gracias que son por este orden: “koni chi wa”, “sayonara” y “arigato”.
Después de haberme perdido intentando llegar a la Tokyo Tower (esa que es parecida a la torre Eiffel pero con los colores de la bandera nipona: roja y blanca), encontré algo que me maravilló.
En el mapa las distancias parecen mucho más cortas así que me bajé en una estación de metro que no parecía muy lejana y pensé que la torre se vería desde cualquier sitio y sería fácil orientarse.
Pues no. Me equivocaba.
Estaba como a unos 20 minutos caminando y no se veía.
Menos mal que un joven que hablaba inglés muy gentilmente me indicó por dónde ir y me acompañó hasta una calle desde la que se veía.
Así ya fue más fácil.
Entonces me dirigí hacia allí y empecé a callejear cuando de repente vi unas escaleras desde las que se podrían sacar unas fotos estupendas de un edificio muy parecido a la torre Agbar de Barcelona.
Cuál sería mi sorpresa al ver que en esas escaleras había indicaciones de dos templos budistas.
A uno de ellos no se podía entrar pero el otro me sorprendió muchísimo.
Era un templo grande con una gran estatua de buda, allí en el medio de los rascacielos, con sus jardines y su agua, se respiraba una tranquilidad enorme.
Era como estar en un oasis dentro de la gran ciudad.
Nada de ruidos, nada de gente, con las vistas de los rascacielos encima de los árboles y los tejados del templo.
Alucinante.
De ahí me dirigí a la Tokyo Tower y conseguí un ángulo muy bueno desde el que hacer una foto de la torre entera.
Pedí a alguien que me hiciera una foto y cuando terminó toda digna yo le digo: “Koni chi wa”.
Hasta que al rato me di cuenta de que le había dicho hola en lugar de gracias.
Ahora entiendo por qué se reían tanto él y su mujer…..
Lo peor fue que se me terminó la batería de la cámara cuando estaba arriba que era además, ese momento justo en que la luz empieza a cambiar, comienza a anochecer y se ve el día y la noche, la luz y “las luces” de la ciudad.
La vista es muy buena ya que se disfruta de una panorámica de 360 grados pudiendo identificar los edificios más emblemáticos gracias a unos mapas distribuidos a lo largo de la plataforma.
Se puede subir a lo que llaman “observatorio especial” pero hay que pagar un suplemento a la entrada.
De ahí me fui a Sibuya donde me sorprendió la cantidad de gente joven que se reúne ahí.
Lo mejor del día fue saber que en el hotel tenían transformador, ya que la corriente es de 110V y los enchufes son planos, porque pude cargar la batería de la cámara.
Me moriría un día entero sin cámara en tokyo!!!! Con la cantidad de cosas que vi el domingo!!!.
Así que el domingo pensaba ir a Odiaba que es una isla en donde hay una playita, está la TV de Japón y además hay una réplica de la estatua de la libertad.
Pero claro, de lo programado a lo que luego resultaba siempre van diferencias…..
Quería comprar algún tipo de souvenir o detallito, al menos para Jose que está de cumpleaños a la vuelta y no podía volver con las manos vacías.
Así que pregunté en el hotel por algún mercadillo dominguero pues había leido en internet que existen varios.
El problema fue que la guía del hotel no los conocía o no entendió exactamente lo que le estaba preguntando; así que me mandó a unas tiendas en la zona de Ginza (de lo más carito que hay….) y me costó un poco encontrarlo para comprobar que estaba cerrado.
Así que en lugar de volver a la misma parada de metro decidí caminar un poco y fue así como llegué al parque Hibuya donde había una exposición de arte floral y un ensayo para lo que parecía sería un concierto esa noche o algo así.
Debía ser un grupo de moda porque había una cola enorme de adolescentes con modelitos más que extraños ….
Esa moda que se ve en las películas de mini-shorts y minifaldas con medias por encima de la rodilla es tal cual.
Todas las chicas visten así (sin ningún complejo con esas piernas que tienen tan torcidas).
Pero además llevan coletas y todo tipo de accesorios a juego con las faldas, calcetines, calentadores, hebillas del pelo e incluso esas máscaras que utilizan para taparse la cara tipo Mikel Jackson (que, por cierto, no son para la polución ni por manías, sino que cuando están enfermos o tienen algún catarro o virus se las ponen como muestra de respeto a los demás).
De ahí si ya me fui a Odaiba y pude ver el Rainbow Bridge y la torre de Televisión que es un edificio increíble, aunque no me dio tiempo de visiarlo pues quería coger un barco para subir el río, cosa que no me había dado tiempo de hacer el día anterior.
Así que el barquito te lleva río arriba haciendo una parada en Taibo donde se levanta un puente para que el barco pueda atracar, y luego se llega otra vez a Asakusa, lugar en el que empecé mi ruta turística el sábado.
El lunes después de salir de la oficina me fui al Gran Bazaar que es muy conocido porque vende artículos para turistas y viene recomendado en un montón de páginas web.
Se encuentra en el barrio de Omotesando donde están todas las tiendas de marca como Gucci, Prada, Burberry’s ….. y los edificios son alucinantes.
Además cuando llegué era ya de noche y la iluminación es increíble.
Lo que sí es que si Tokyo es caro, esta zona es prohibitiva, claro.
Ayer al salir de trabajar me di un paseo antes de coger el metro y encontré otro templo al lado de la estación. Este parece que es un templo relacionado con la fertilidad o algo así.
Y no había nadie, la verdad es que se respira un ambiente de sosiego y tranquilidad en todos ellos.
De ahí me fui al hotel pero antes de entrar me di una vuelta por los alrededores descubriendo un pequeño jardín y lo más increíble del día: Un bar llamado SPAIN! Donde había lentejas, jamón serrano y demás así que, por supuesto, me fui a cenar ahí para ver cómo preparan la tortilla o el pulpo a la gallega en japón.
La tortilla no estaba mal y la servían con una especie de salsa ali-oli.
El pulpo sí que no estaba muy bien preparado pues tenía demasiado pimentón y claro, con otro aceite que no es de oliva ya no es lo mismo.
En fin, aquí acaba mi aventura en Japón.
Ahora la vuelta vía Frankfurt ese aeropuerto inmenso en el que te hacen pasar un montón de controles de seguridad …. Espero que no me digan nada de los recipientes para servir el saque, jaja
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