45 minutos de retraso
Eso dicen.
Estoy en Fiumicino y parece que hay que esperar.
En lugar de volar a las 9:15 salimos a las 10.
Eso con un poco de suerte.
Lo que significa que el aterrizaje será alrededor de “medianoche y media” como dicen los italianos.
Esta tarde llovía sobre Roma.
Y eso me hacía sentir que la ciudad se apenaba por mi partida.
Tantos años de historia que te envuelven por todas partes te hacen sentir que la ciudad es un ser vivo y te hace saber y sentir cosas.
No me resulta una ciudad grande.
Ni grande ni extraña.Sino todo lo contrario.
Me siento parte de ella.
Es posible que en mi otra vida haya sido una romana o incluso que lo seré en la próxima.
¿Por qué?No lo sé.Pero así es.
Esa Roma inmensa pero al mismo tiempo cercana y acogedora.
No te das cuenta de su grandeza hasta que no subes a una de las colinas.
Es ahí cuando el dimensionamiento de la cuna de las civilizaciones se te revela rápidamente, con sólo una mirada.
Siempre la imagen que se queda en la retina no tiene nada que ver con lo que se ve en las fotos que siempre nos empeñamos en tener.
Tantas fotos para poder reflejar aquello que vemos.
Pero es imposible.
Porque lo que vemos viene influido por lo que sentimos.
No es sólo la percepción de la vista sino que hay otros sentidos implicados.
Así que NUNCA la foto reflejará lo que hemos visto y lo que nos gustaría que los demás apreciasen en un trozo de papel.
Es imposible.
Lo mejor de estos dos días y medio en Roma es que me han ayudado a desconectar, a sentirme de otro modo, a disfrutar de un viaje que estaría dispuesta a repetir todas las semanas.
Simplemente me han ayudado a vivir.
He vivido Roma.
La he disfrutado.
Me he perdido en sus callejuelas.
He disfrutado de la soledad acompañada de esa atmósfera mágica que sólo tienen ciertas ciudades.
La idea de aquella Roma magnífica y grandiosa con esos monumentos impresionantes se ha visto complementada por la visión “romanizada”.
Gracias a los romanos que han compartido conmigo estos días horas de trabajo y de descanso, he descubierto otras historias y leyendas.
STOP.
ME LLAMAN POR MEGAFONIA.
Bueno, bien, bien, muy bien.
Me han cambiado a business.
Es un vuelo de dos horas y media y no creo que haya mucha diferencia, pero bueno, por lo menos soy de las pocas agraciadas que tendrá una “recompensa” por el retraso.
Me encantaría vivir en Roma.
Trabajar aquí y convertirme en una ciudadana más de esta urbe con una historia tan prolífica.
Esas callejuelas que se llaman Viacolos porque son Viales pero pequeños ….
Ese paraíso de los dulces que tiene los helados más ricos y de cualquier sabor que se pueda pensar….
Ese Panteón que en la antigüedad fue un Mausoleo y ahora lo han “cristianizado” y se celebran cultos cristianos…..
Esas tiendas con tanto estilo y ropa y zapatos divinos en las que sólo se necesita tener una tarjeta de crédito bien suplida ….Esos italianos tan elegantes, tan detallistas, tan caballerosos, tan …. Italianos…..
Decididamente Roma es mi rincón favorito en Europa.
Diría en el mundo entero pero aún me quedan muchos viajes por hacer.
Siento que este viaje me ha aportado nuevas energías.
Han sucedido cosas mientras estaba aquí, en tan pequeño espacio de tiempo.
Y son ese tipo de cosas que suponen cambios.
Tengo esa teoría propia, inventada, relacionando a Kondratiev con mi vida.
Kondratiev decía que en economía todo es cíclico.
Pero no es sólo en economía.
Todo en la vida es cíclico: las modas se repiten, los altibajos se repiten, la gente entra y sale de mi vida y vuelve a aparece al cabo de un tiempo.
Sí, en mi vida hay ciclos como en la vida de todo el mundo.
Pero, en la mía, los grandes ciclos son cada 7 años.
Hace 7 años que llegué a Madrid y ello supuso un gran cambio en mi vida.
Empezar de cero, en una nueva ciudad, con gente nueva, trabajo nuevo.Un gran cambio en una gran ciudad.
Ahora nuevos cambios se avecinan.
Me voy a convertir en propietaria, mi primera compra de envergadura, la semana que viene.
Esa nueva oportunidad laboral planea en mi cielo.
Sólo espero que este año también ese gran hombre que me sepa apreciar se cruce en mi vida y se quede.
Estoy en Fiumicino y parece que hay que esperar.
En lugar de volar a las 9:15 salimos a las 10.
Eso con un poco de suerte.
Lo que significa que el aterrizaje será alrededor de “medianoche y media” como dicen los italianos.
Esta tarde llovía sobre Roma.
Y eso me hacía sentir que la ciudad se apenaba por mi partida.
Tantos años de historia que te envuelven por todas partes te hacen sentir que la ciudad es un ser vivo y te hace saber y sentir cosas.
No me resulta una ciudad grande.
Ni grande ni extraña.Sino todo lo contrario.
Me siento parte de ella.
Es posible que en mi otra vida haya sido una romana o incluso que lo seré en la próxima.
¿Por qué?No lo sé.Pero así es.
Esa Roma inmensa pero al mismo tiempo cercana y acogedora.
No te das cuenta de su grandeza hasta que no subes a una de las colinas.
Es ahí cuando el dimensionamiento de la cuna de las civilizaciones se te revela rápidamente, con sólo una mirada.
Siempre la imagen que se queda en la retina no tiene nada que ver con lo que se ve en las fotos que siempre nos empeñamos en tener.
Tantas fotos para poder reflejar aquello que vemos.
Pero es imposible.
Porque lo que vemos viene influido por lo que sentimos.
No es sólo la percepción de la vista sino que hay otros sentidos implicados.
Así que NUNCA la foto reflejará lo que hemos visto y lo que nos gustaría que los demás apreciasen en un trozo de papel.
Es imposible.
Lo mejor de estos dos días y medio en Roma es que me han ayudado a desconectar, a sentirme de otro modo, a disfrutar de un viaje que estaría dispuesta a repetir todas las semanas.
Simplemente me han ayudado a vivir.
He vivido Roma.
La he disfrutado.
Me he perdido en sus callejuelas.
He disfrutado de la soledad acompañada de esa atmósfera mágica que sólo tienen ciertas ciudades.
La idea de aquella Roma magnífica y grandiosa con esos monumentos impresionantes se ha visto complementada por la visión “romanizada”.
Gracias a los romanos que han compartido conmigo estos días horas de trabajo y de descanso, he descubierto otras historias y leyendas.
STOP.
ME LLAMAN POR MEGAFONIA.
Bueno, bien, bien, muy bien.
Me han cambiado a business.
Es un vuelo de dos horas y media y no creo que haya mucha diferencia, pero bueno, por lo menos soy de las pocas agraciadas que tendrá una “recompensa” por el retraso.
Me encantaría vivir en Roma.
Trabajar aquí y convertirme en una ciudadana más de esta urbe con una historia tan prolífica.
Esas callejuelas que se llaman Viacolos porque son Viales pero pequeños ….
Ese paraíso de los dulces que tiene los helados más ricos y de cualquier sabor que se pueda pensar….
Ese Panteón que en la antigüedad fue un Mausoleo y ahora lo han “cristianizado” y se celebran cultos cristianos…..
Esas tiendas con tanto estilo y ropa y zapatos divinos en las que sólo se necesita tener una tarjeta de crédito bien suplida ….Esos italianos tan elegantes, tan detallistas, tan caballerosos, tan …. Italianos…..
Decididamente Roma es mi rincón favorito en Europa.
Diría en el mundo entero pero aún me quedan muchos viajes por hacer.
Siento que este viaje me ha aportado nuevas energías.
Han sucedido cosas mientras estaba aquí, en tan pequeño espacio de tiempo.
Y son ese tipo de cosas que suponen cambios.
Tengo esa teoría propia, inventada, relacionando a Kondratiev con mi vida.
Kondratiev decía que en economía todo es cíclico.
Pero no es sólo en economía.
Todo en la vida es cíclico: las modas se repiten, los altibajos se repiten, la gente entra y sale de mi vida y vuelve a aparece al cabo de un tiempo.
Sí, en mi vida hay ciclos como en la vida de todo el mundo.
Pero, en la mía, los grandes ciclos son cada 7 años.
Hace 7 años que llegué a Madrid y ello supuso un gran cambio en mi vida.
Empezar de cero, en una nueva ciudad, con gente nueva, trabajo nuevo.Un gran cambio en una gran ciudad.
Ahora nuevos cambios se avecinan.
Me voy a convertir en propietaria, mi primera compra de envergadura, la semana que viene.
Esa nueva oportunidad laboral planea en mi cielo.
Sólo espero que este año también ese gran hombre que me sepa apreciar se cruce en mi vida y se quede.
Comentarios
Publicar un comentario